miércoles, 7 de noviembre de 2012


EMBRIÁGUENSE

Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.

Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.

Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
“¡Es hora de embriagarse!"
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezCahCharles Baudelaireca.

miércoles, 4 de julio de 2012

Un poeta

Música y pan, leche y vino, amor y sueño: gratis. Gran abrazo mortal de los adversarios que se aman: cada herida es una fuente. Los amigos afilan sus armas, listos para el diálogo final, el diálogo a muerte para toda la vida. Cruzan la noche los amantes enlazados, conjunción de astros y cuerpos. El hombre es el alimento del hombre. El saber no es distinto del soñar, el soñar del hacer. La poesía ha puesto fuego a todos los poemas. Se acabaron las palabras, se acabaron las imágenes.

Abolida la distancia en el nombre y la cosa, nombrar es crear; imaginar, nacer.

-Por lo pronto, coge el azadón, teoriza, se puntual. Paga tu precio y cobra tu salario. En los ratos libres pasta hasta reventar: hay inmensos predios de periódicos. O desplómate cada noche sobre la mesa del café, con la lengua hinchada de política. Calla o gesticula:
todo es igual. En algún sitio ya prepararon tu condena. No hay salida que no dé a la deshonra o al patíbulo: tienes los sueños demasiado claros, te hace falta una filosofía fuerte.

Octavio Paz

lunes, 14 de mayo de 2012


Cuando el Diablo estaba haciéndoles lados del revés a las cosas; desconcertando la concordancia entre los ojales de la camisa y los del puño a colocar; enseñándoles a los techos a lloverse y al llavero a quedarse en el pantalón que uno se cambió; dando uñas a las suegras sin yerno; creando la permanente gota de lluvia del baño qué cae en nuestro cuello cuando nos inclinamos sobre la bañadera para lavar las manos; haciendo que los trompos no quieran bailar sino delante de nosotros de modo que cuando al lanzarlos se enreda el hilo en la púa del trompo nos da en la frente; haciendo enredos incontables con el hilo desovillado para el barrilete, con el cordón de la línea de pescar y la lana de tejer; poniendo el sol bajo y de frente a los que se dedican a la pesca; editando esos diarios de ochenta páginas esgrimiendo los cuales con gran bulla, enarbolándole las hojas, no encontramos dos que se sigan y detrás de ellos la familia no nos encuentra para llamarnos a almorzar; inventando los guantes y los laderos de la cama que no sirven más que para su lado; ese grillo que se entra en la pieza y cuyo gotero de canto nos olvidamos cerrar al acostarnos, y esa canilla que quedó abierta y parece que el agua no cesará de extenderse en toda la casa; esa cabeza de fósforo que estalló entre nuestra uña y nuestra yema; la corbata que no corre dentro del cuello doblado mientras nuestra novia ha llegado y está sola con nuestro primo en el vestíbulo; esa algazara de gatos en el techo que no nos deja oír una trifulca de perros en la vereda; la llave que se quedó entrampada en la cerradura; el chico ahijado que viene a visitarnos cuando no había quedado en la casa más que la joven mucama; los dos sobres listos con dirección puesta para las cartas que metemos en el sobre que no es.

Cuando el Diablo hizo llegar al otro lado los agujeros de mantel...

Cuando el Diablo...

Macedonio Fernandez. Version genérica en palabras de la verbalización correspondiente al estado de "espera en la esquina" de lo  que no llegó.

martes, 8 de mayo de 2012

Lo que más me desespera de este proceso de decadencia física y mental es un elemento, tal vez compensatorio, que se infiltra insidiosamente en el espíritu y a uno lo hace colaborar alegremente con el enemigo: un sentimiento de placer, y de extrema placidez, que al mismo tiempo implica un supremo desinterés por lo que está ocurriendo, y por lo que le está ocurriendo a uno.    Mario Levrero."El alma de Gardel".